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DEPÓSITO A PLAZO

Los depósitos a plazo son un tipo de productos bancarios en los que un cliente deposita parte de sus ahorros en una entidad financiera durante un periodo de tiempo inicialmente establecido al objeto de ir cobrando una cantidad pactada de dinero en forma de intereses bien sea de forma periódica o al finalizar el periodo de vida del depósito a plazo fijo. Los depósitos a plazo fijo son productos financieros muy sencillos de comprender y de los más seguros que hay en el mercado junto con las letras y los bonos y obligaciones del Estado. Todo ello se debe a los Fondos de Garantías de Depósitos que garantizan que aun cuando se produzca la quiebra del banco en donde se tiene el depósito, el ahorrador verá protegido su dinero hasta una cuantía de 100.000 euros.

A diferencia de lo que sucede con los depósitos a la vista o cuentas corrientes, en el depósito a plazo no se realiza operación alguna de caja. A su vez, la retirada de efectivo de este resulta más complicada. Si bien no es imposible, en algunas entidades se puede retirar o cancelar anticipadamente un depósito a plazo a cambio de afrontar una penalización o comisión por ello, la cual deberá de recogerse en el contrato de depósito. La mayor o menor indisponibilidad del dinero en el deposito a plazo junto con el periodo de vida de este son los factores que determinan la rentabilidad de este tipo de productos. Otros factores, como la mayor competencia bancaria, el margen de intermediación que maneje la entidad influyen notablemente en la retribución que dan este tipo de productos en el mercado.

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